En este artículo voy a hablar de la importancia que tiene
realizar una evaluación o valoración inicial de la postura, que tiene nuestro
entrenado.
La postura que adopta en posición erecta va a ser
fundamental para poder diagnosticar futuras alteraciones en el movimiento y que
pueden ser el origen o causa de una lesión, dolor o ejecución fallida de los
ejercicios. “La mayoría de las veces no se conoce con seguridad la causa que
desencadena el dolor de espalda, pero se sabe qué factores como la realización
de esfuerzos en posturas incorrectas y la falta de una musculatura
suficientemente potente y equilibrada pueden ser factores que predispongan a
este tipo de dolencia” (Forteza,Comellas y López de Viñaspre,2013)
Si no somos capaces de ver en un principio cuál es la
postura que tiene nuestro cliente para poder corregirle, podemos caer en el
mejor de los casos, en el fracaso de
nuestra planificación o, en el peor de los casos, la lesión o empeoramiento de
la salud de nuestro entrenado.
Lo ideal sería observarlo en diferentes planos y en
distintas posiciones (de pie, sentado, tumbado), aunque puede ser suficiente
con observarle en los distintos planos en bipedestación, para poder
diagnosticar cualquier anomalía en su postura.
Y podemos empezar de arriba abajo, dando especial
importancia a observar con detenimiento los puntos que considero más
importantes como son la columna vertebral, la cintura escapular y la cintura
pélvica. Sin olvidarnos de las rodillas y pies, también importantes en la
detección de posibles alteraciones del movimiento.
Como todos sabemos, la columna “dispone tres curvaturas
esenciales móviles y opuestas entre sí: dos de convexidad anterior como son la
lordosis cervical y lumbar, y otra con una convexidad posterior denominada
cifosis dorsal” (López Miñarro, 2008).
Debemos fijarnos si estas curvas están dentro de los
parámetros normales o si por el contrario alguna de estas curvas es más
exagerada de lo normal. También debemos atender a las desviaciones laterales de
la columna (escoliosis), aunque “si la desviación es menor de 60 grados se
puede considerar una variante de la normalidad”(Forteza,Comellas y López
Viñaspre,2013)
Una vez analizada la postura de la espalda, ya tenemos muchos
datos para poder realizar nuestro
programa de entrenamiento, aunque también debemos ser conscientes de, cómo dice
(Sahrmann,2006):”es difícil desarrollar programas de ejercicios que
proporcionen estabilidad a la columna, eviten los movimientos compensatorios y
mejoren la fuerza y el control de la musculatura del tronco sin generar fuerzas
indeseables de compresión o de cizallamiento o sin contribuir a la mala
alineación de la columna”.
Después de valorar la columna vertebral seguiremos con la
cintura escapular; Debemos observar por ejemplo, si los hombros se encuentran
elevados, están descendidos o si hay diferencia de altura entre uno y otro; La
escápula también nos va a decir mucho de su postura, si éstas se encuentran
rotadas, muy cerca de la línea media del tórax o por el contrario muy
separadas… “A menudo, la valoración de la alineación de la cintura escapular en
reposo pone de manifiesto la presencia
de alteraciones musculares, que pueden estar asociadas a alteraciones
del movimiento” (Sahrmann,2006).
Posteriormente podemos terminar con la valoración de la
cintura pélvica. Observaremos con detenimiento
la alineación de la pelvis, que ( según Kendall,1993): “ se presenta
cuando la espina ilíaca antero superior se encuentra en el mismo plano vertical
que la sínfisis púbica”.
Pasaremos a ver la alineación de la cadera, si se encuentra
en flexión o en extensión cuando estamos en postura erecta, o si hay una asimetría lateral de la
articulación de la cadera, que como dice Sahrmann, 2006:”es un defecto
ortostático bastante frecuente”.
En un principio podría ser suficiente esta valoración, pero
si la queremos completar al máximo, que sería lo ideal, tendremos que valorar las
rodillas, si presentan hiperextensión o si es más acentuado la posición de genu
valgo o genu varum.
Y para rematar, analizaremos el muchas veces olvidado pie,
que a pesar de que, como dijo Leonardo da Vinci es, “una obra de arte, una
maravilla de la ingeniería”, no le damos la más mínima importancia. Y debemos
observar si hay pronación o por el contrario supinación; aunque la mayoría de
las veces la causa de esta pronación o supinación sea alteraciones de las
rodillas o de la cintura pélvica.
Así que, una vez valorada la postura de nuestro entrenado y
según sus objetivos podemos empezar a programar teniendo en cuenta que todos
los ejercicios que vamos a emplear tengan un nivel de beneficio muy alto y el
nivel de riesgo, aunque no pueda ser totalmente nulo, sea lo más reducido
posible.
Esta sería una valoración básica de la postura, en la que
fijaremos la atención en los puntos antes comentados y no nos llevará mucho tiempo, y sin embargo
las pistas y datos que nos va a proporcionar de nuestro entrenado son
numerosas. Luego, ésta valoración se puede extender todo lo que queramos, si deseamos
ser más exhaustivos, pero creo que los
puntos que he facilitado pueden ser suficientes para comenzar a realizar un
buen programa.
Una vez dado el primer paso de valorar la posición de
nuestro cliente (terminada ya la valoración médica,….) ya podemos pasar a
realizar las siguientes valoraciones en cuanto a movilidad, fuerza, resistencia….y
una vez así comenzar a planificar su futuro entrenamiento.